Atrévete-te-te-te a vivir

Objetivo: que al acabar de leer esto queráis hacer cosas nuevas, abriros al mundo, implicaros en lo que os gusta, darlo todo con las personas a las que apreciáis y ser un poco más espontáneos. Está el listón un poco alto.


Voy a confesar que yo soy aún una de las personas que necesita leer cosas como la que voy a escribir. No leáis esto como un testimonio de alguien con experiencia, sino como el objetivo de alguien que, como vosotros, quiere llegar a un punto y está en ello. Sé que llegará el día en que mi lema de vida sea "atrévete-te-te salte del closet", pero de momento no lo es.

Seguro que infiniiiiiiiiiiiiiitas veces habéis querido hacer algo y no lo habéis hecho. En ese momento se os han ocurrido millones de razones para no hacerlo, pero si analizáis esas razones después, os dais cuenta de que eran excusas y tonterías y que podríais haberlo hecho perfectamente. Entonces pensáis que a la próxima le echaréis un par, que no tenéis nada que perder. Pero llega el momento y ooootra vez el mismo error.

El error es el mismo siempre: no atreverse. Sin embargo, la fuente del error depende de la persona y tenemos que saber cuál es la nuestra para mandarla a paseo y seguir avanzando en la vida. Por ejemplo, la mía en muchos ocasiones era el orgullo y en otras muchas era (y sigue siendo a veces)... pues timidez, supongo.

He aquí una lista de algunas típicas cosas tontas que nos da miedo hacer:
  • cantar en público
  • hablar un idioma extranjero
  • bailar delante de gente
  • llorar en público
  • hacer el ridículo
  • dar nuestra opinión
  • decirle a una persona lo que pensamos de ella
  • empezar a hablar con un desconocido...
  • ... e incluso algo tan tonto como llamar por teléfono al médico/cualquier otro servicio. Por suerte, pasada la adolescencia casi todo el mundo supera esto.
¿Por qué nos da miedo? Porque nos pone en una situación de desventaja. Nosotros hacemos algo a ciegas, sin saber qué va a pasar, nos lanzamos al vacío mientras que la otra persona va a basar su reacción en lo que nosotros hayamos hecho. Empezar algo, atreverse a algo, supone arriesgarse a que no guste, a que se rían de nosotros, a que piensen que estamos mal de la cabeza, a que nos rechacen... Y es todo eso lo que se nos viene a la cabeza cuando estamos dudando y al final gana el no.

Pero si os paráis a pensar en lo que pasa en la situación contraria (cuando es otra persona la que da el primer paso), os daréis cuenta de que el efecto de la otra persona suele ser positivo. Normalmente si alguien hace algo en público, suele ser divertido o interesante, e incluso si es vergonzoso pues nos reímos todos y al minuto siguiente se nos ha olvidado. Si un extranjero viene y nos habla en español, aunque sea un español horrible, apreciamos su esfuerzo e intentamos ayudarle. Si alguien se abre a nosotros, queda claro que es porque confía en nosotros y seguramente tratemos de entenderle y se estrechen nuestros lazos.

Entonces, ¿por qué no cantas o bailas? ¿Porque lo haces mal? ¿Y qué más da? A la gente eso le da igual. Pecamos de egocéntricos, creemos que a los demás les importa mucho lo que hacemos o dejamos de hacer y cómo lo hacemos. Además, leí en algún sitio esto:

Que las dudas pueden durar años y las vergüenzas una hora como mucho

Hay que dejar ese miedo racional pero infundado a un lado y atreverse a dejar que las cosas nos empapen. Atreverse a sentir. Normalmente no es posible obtener algo bueno sin la parte mala y, a veces, cuanto mayor es la parte buena, peor es la parte mala (y viceversa). Perdemos lo mismo que ganamos, así que está en nuestra mano (o no) decidir cuánto estiramos la goma. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Nos volvemos de piedra y nos quedamos en nuestro rincón seguro del mundo, donde nada nos pueda hacer sufrir o pasar vergüenza? Así no ganamos nada pero tampoco lo perdemos.

Nos da miedo tener vergüenza, hacer el ridículo o sentir nervios, pero eso es algo por lo que hay que pasar muchas veces, ¿por qué rechazarlo o temerlo? Incluso en esos momentos en que lo paso "mal" por haber hecho algo tonto, por pensar después de tirarme a la piscina y no antes o por echar mucho de menos algo y enfadarme conmigo misma por la influencia emocional que algunas cosas tienen sobre mí, reflexiono y llego a la conclusión de que prefiero pasarlo "mal" que no pasarlo en absoluto. Cuando no pasa nada en mi vida me ABURRO, y es en ese momento cuando me doy cuenta de que el aburrimiento es lo que más odio.


Cuando uno arriesga, normalmente gana. Sea porque ha ganado de verdad o sea porque, aunque haya perdido, lo ha intentado y se ha quitado algo de encima además de llevarse una nueva experiencia para la vida. Si eres una persona más bien tímida o simplemente demasiado lógica, pero quieres añadir emoción a tu vida, cámbiate de barco YAEstás en un aburrido buque atracado cuyos tripulantes, tú incluido, se dedican a fingir que miran despreocupados las gaviotas que pasan, mientras lo que hacen en realidad es mirar de reojo las aventuras del barco de al lado. Ese barco que navega en medio de la tormenta y que hace que la mitad del tiempo sus pasajeros estén mareados o resbalando, pero el barco que funciona.

Así que salta ya y deja de mirar de reojo a los que viven de verdad.

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